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Capítulo 720
Leticia no se atrevió a molestar a Juan, ya que sabía que él estaba resentido profundamente. A
pesar de que había entregado sinceramente su corazón a esta familia y amaba de verdad a Julio y
a sus hijos, en los ojos de esos niños, siempre sería la tercera en discordia. Julio la había tomado
como esposa después de ella, y luego había tomado a Luz y María. Si no fuera por su intromisión,
Julio no habría tenido tantas mujeres.
La persona que aparece primero siempre lleva la carga de las críticas y las presiones, y siente una
gran culpa, por esto.
-No podemos demorar más, llamaré a Teófilo ahora mismo-dijo Clara. Siempre estaba dispuesta
a ayudar a Clara con sus peticiones, así que agarró su teléfono y llamó a su sobrino.
Después de algunos tonos, una voz joven y clara en el otro extremo del teléfono dijo algo
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtinesperadamente juvenil: -Tía, ¡te extraño mucho!
-Teófilo, ¿has estado muy ocupado últimamente? ¿Has olvidado a tu tía? -preguntó Leticia
fingiendo molestia.
-Jamás podría olvidarte, tía. Eres una mujer muy importante para mí, especialmente siendo tú
quién eres-Teófilo elogió con palabras halagadoras.
Clara frunció el ceño en silencio.
-Teófilo, ya no eres tan joven. Me agradan esas palabras dulces y tiernas.? Realmente sabes cómo
hablar bien y halagar a alguien-bromeó Leticia.
-Tengo solo veintisiete años. Aún no he llegado a los treinta-Teófilo bromeó. -Si mal no
recuerdo, mis primos mayores ya están en la mediana edad. Son viejos. Quizás deberías venir a los
Estados Unidos a visitarme. Puedes ver lo guapo que soy.
Clara escuchó claramente y apretó los dientes con enojo. ¿Por qué Teófilo era tan vanidoso?
-Está bien, no te molestaré más-Leticia aclaró su garganta y vaciló por un momento antes de
hablar en serio. -Teófilo, en realidad, te llamé porque tengo una petición que hacerte.
-Habla directamente.
Leticia hizo una pausa y luego susurró: -¿Puedes tomarte un tiempo y regresar al país? Tengo un paciente aquí, un
conocido mío, que sufrió un fuerte golpe en la cabeza hace unos días y estuvo al
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tiene secuelas graves. Teófilo, como tú eres experto en neurología, ¿podrías regresar y, por favor, lo
puedes revisar? Esto significa mucho para mí.
-¿Tu conocido? ¿Quién es? – preguntó Teófilo.
Leticia miró a Clara, que parecia nerviosa, y dijo: -Primero regresa y aquí te comento. Cuando
regreses, te llevaré a verlo.
-Sabes cómo soy, tía. Cuando trato a un paciente, lo primero que hago es conocer su identidad y
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmantecedentes. De lo contrario, no puedo verlo-dijo Teófilo con determinación.
Leticia se vio obligada a decir la verdad. -Se llama Alejandro, es un amigo muy importante de
Clara. Te agradecería si lo vienes a revisar.
-Alejandro, ¿el presidente de la empresa Hernández en México? – Teófilo dijo con un tono de voz
que de repente se volvió más serio.
-Si.
-Tia, tengo mil asuntos que atender. Adiós.
-Teófilo, escucha lo que tengo que decir.
-No hay nada que decir, tía. Sabes cuáles son mis principios. Vine a los Estados Unidos para
desarrollar mi carrera en un país extranjero, sin familiares, ni apoyo porque no soportaba la
actitud de la industria médica en mi país, que siempre favorece a las grandes empresas. Recuerdo
cómo en el hospital, vi a una pareja pobre arrodillada frente a la oficina del director, suplicando
por el corazón que debía haber pertenecido a su hija. Y tristemente, nadie hizo nada en ese
momento.