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46
Cuando Dixon entró por la puerta de su casa casi la astilló al tirarla convirtiendo su cuerpo. Su semblante no era nada
agradable. -CLARAAAA- gritó llamando a su mate mas no recibió respuesta y eso lo puso sumamente incómodo, porque,
además, no sentía su aroma cerca- Claraaaaa. Ante su llamado insistente y el tono utilizado Will apareció corriendo bajando
rápido por la escalera.
-¿Dóndes está mi mate? – Dixon jadeaba y su cuerpo estaba sudado, su cabello negro se pegaba a su piel y la sensación
dentro de su pecho era sumamente desagradable. Necesitaba saber dónde estaba su pareja en ese momento. -Alfa, la Luna no
está aquí. El gruñido que vino después hizo que hasta el beta retrocediera. La ansiedad dentro del lobo alfa creció.
-¿Dónde está?- exigió una respuesta y Will supo que no le iba a gustar lo que iba a decir. -Ella...- el beta tragó en seco – Ella
aprovechó que usted no estaba ... y fue a su casa a recoger sus pertenencias. Los ojos dorados de Dixon casi soltaron llamas.
-¿Y la dejaste ir sola?- grito con voz ronca, sus músculos marcándose con fuerza bajo su piel.
-Ella insistió en ir sola, decía que su padre se molestaría si iba sola, y su hermano aún no ha recobrado la conciencia-Will bajó
la cabeza, ahora esperando cualquier situación, golpe, regaño, lo que viniera del alfa.
En cambio, Dixon chasqueó la lengua y se giró, pero antes de salir miró por encima del hombro al beta. -¿Qué estás haciendo?
Muévete, llévame a la casa de los padres de ella-dijo entre dientes.
Will no entendía del todo bien su agitación. Parecía más inusual de lo normal.
-¿Alfa, le pasó algo a Clara?- fue lo que le pasó por la cabeza pues él lobo se notaba ansioso.
vez, sobre todo al estar cerca de ellos y ser... la Clara que conocía, pero entonces recordó lo que le había contado antes ella y
sus ojos se abrieron.
Acaso...
***
Alester escuchó como la puerta era tocada con fuerza mientras él estaba con los ojos cerrados recostado en uno de los
butacones de su casa. Gruñó con molestia. ¿Quién se atrevía a tocar así?
Abre la puerta- le ordenó a su esposa que estaba en la cocina y ella sin reclamar le hizo caso. Replicarle a su esposo no era
buena idea, era un lobo muy violento cuando estaba molesto, y en ese momento, estaba más allá de eso. Hubo unos largos
minutos de silencio después de abrir la puerta hasta que a la nariz de él llegó
una fuerte Fragancia posesiva que lo hizo estremecer. Alester se levantó mientras su esposa caminaba alarmada hacia él.
-El alfa... está aquí
Alester la miró entrecerrando los ojos en advertencia de si había dicho algo y ella nego sigilosamente con la mirada en dirección
al suelo. Luego se encaminó él hacia la entrada. -Alfa, ¿qué desea?- puso su semblante más tranquilo, en cambio Dixon no
parecía tener mucha paciencia con él.
-¿Dónde está Clara?- ni siquiera había saludado, no tenía paciencia para ello, quería a su loba ahí, y ahora.
-¿Clara? Oh, ella vino hace un rato y se fue-dijo el muy tranquilo, pero eso no convenció al alfa.
-Déjame entrar- no era una petición. Dixon le ordenaba que se corriera a un lado. Alester se iba a mostrar renuente pero detrás
de él Will negó con la cabeza en advertencia que lo hiciera. Dixon podía matarlo en ese momento si quisiera. Cuando se trataba
El lobo estuvo renuente.
-No entiendo por que el alfa está buscando a su mate aquí. Ella no se encuentra. Quizás está dando vueltas por la manada. –
Apártate- los ojos de Dixon se iluminaron aún más y esta vez el otro lobo si se corrió a un lado, había podido ver como las
garras y los colmillos del alfa se estaban extendiendo cada vez más.
Dixon pasó sin pedir permiso buscando a su compañera. El olor de ella o llevó a su habitación y al entrar se quedó sin aire. El
cuarto de ella apenas tenía una cama y un pequeño armario donde la ropa había sido retirada hacía poco. Pero nada más. Ni
un adorno, nada que le indicara que alguien hubiera vivido allí por más de veinte años, muy diferente al resto de la casa. Gruñó
sintiendo que la indignación inundaba su cuerpo y miró por encima del hombro a Alester parado en la puerta. -Ella no le gustaba
tener muchas cosas, solo lo necesario-dijo él alzando los hombros con despreocupación – Llamas a esto lo necesario – Dixon
alzó la voz señalando la ausencia de todo, además que se notaba que la habitación era fría, húmeda y apenas con ventilación,
apenas con una pequeña ventana clausurada con tablones martilleados.
Will se había imagino que la situación era mala, más no tanto. Cuando ella le había mencionado que no había vivido bien no
pensó que la magnitud era tan grande. Con razón ella era tan reprimida. Cualquiera lo sería.
-¿Dónde está Clara?- Dixon se había girado en dirección a Alester y al acercarse lo agarró del cuello de la camisa y lo alzó-
Responde. – Yale dije, Clara no está aquí, ella salió y no sé dónde está- Alester respondió con los dientes apretados.
Dixon no se lo creyó. Lo soltó dejándolo inestable en sus dos piernas y salió a buscarla
revisando cada estancia de la casa, abriendo cada puerta, más no encontró nada. No había rastro de su loba en ninguna parte
de aquel lugar. Sin saber que la única puerta que no había revisado estaba oculta. En eso la puerta sonó y la loba que hasta el
momento se había mantenido en una esquina intentado pasar desapercibida la abrió. La imagen a semejanza del alfa que entró
no se mostraba tampoco para nada complacido.
-Ethan-Dixon dijo su nombre de forma plana. -Hola hermano, vengo a buscar a mi mate-inclinó la cabeza en dirección al padre
de su compañera- Tú también puedes sentirlo. Ella está aquí. 4.