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68
Clara había esperado mucho tiempo dentro de la habitación y no había recibido noticia alguna de la situación de la manada y de
sus mates. Y tenía una muy mala sensación sobre el tema. Estaba preocupada. Sumamente preocupada. Aquello que lo
llamaba se había esfumado poco después que Ethan se había ido, sin embargo, eso no la tranquilizaba. Se llevó la mano al
vientre y lo acarició en un intento de calmar la molestia que había en este. El dolor y el calor que cada vez iba en aumento ya
era incómodo. Las mordidas de sus mates palpitaban en su cuello como un recordatorio que ella tenia dueños. Malditos dueños
que no estaban con ella en ese momento. El olor, de cualquiera de los dos, era suficiente para calmar la molestia dentro de ella.
Al parecer ya pronto estarían enlazados. El celo estaba rayando en su interior. Después de eso ella podría tomar el control del
cuerpo sin sufrir tanto en el proceso. La presencia de la otra Clara la estaba debilitando demasiado.
Pasó otra hora más y los rayos amarillentos del atardecer comenzaban a pintar los techos de las casas de la manada. Clara
había tenido que salir y pararse en la entrada de la casa del alfa, a ver si conseguías noticias inútilmente. Había muy pocos
lobos por aquella zona y los pocos que pasaban no le dirigían la palabra. Se imaginaba el porqué.
Por razones como esas ella se preguntaba qué valor tendria ser la Luna de una manada que siempre la había tratado peor que
el estiércol y nunca habían hecho algo con el objetivo de ayudarla. Simplemente se habían quedado de largo, Pero claro.
Cuando ella se había hecho con el pez gordo... o mejor con los peces gordos, ahi habian cambiado su perspectiva hacia ella,
pero no de la mejor manera. Aunque después del espectáculo que había dado en la ceremonia de Dixon cualquier cosa podria
ser. Pateó el piso con la punta de su pie y cruzó los brazos sobre su pecho. Ni siquiera tenia noticia de sus mates y eso la
estaba poniendo ansiosa. ¿Qué realmente estaba pasando? Al menos estaban vivos. La sangre dentro de ella de ambos, latía
con fuerza
-Luna-escuchó una voz detrás de ella y Clara miró encima del hombro era uno de los guardias de la puerta.
Buen momento.
EL lobo inclinó la cabeza.
Está en los límites de la manada – respondió de forma directa y seca. Como ella se esperaría
– Espero que él y su hermano terminen pronto y regresen.
– Él y su hermano?- el lobo pareció confundido.
Clara se giró hacia él.
-El beta lo mandó a llamar que lo fuera a ayudar.
El entrecejo del guardia se frunció un poco.
– Lo siento, pero el hermano del alla fue en la dirección contraria a donde se encuentra el alfa. Dudo que estén juntos.
Y con eso todas las alarmas de Clara se activaron. Entrecerró los ojos.
-¿Entonces, de donde vivo ese mensaje?
El lobo negó con la cabeza.
– Realmente no sé de donde lo sacó, pero al menos de parte del alfa no fue. Hay lobos especificos para dar recados de ese tipo
junto al alfa y ninguno de ellos ha pasado por aquí.
Demonios. Clara chasqueó la lengua. Algo estaba pasando. Algo muy malo. Un escalofrio la recorrió. ¿Por qué habían
mandado ese recado? ¿Por qué habían mencionado a Will? ¿Por qué en direcciones diferentes? Si, definitivamente algo no
estaba bien. -Luna- alguien la llamó y eso la hizo salir de su encrucijada mental. Era aquella loba que la cuidada y que la noche
anterior había osado coquetearle a su lobo. No recordaba su nombre, no había tenido tiempo de ello. Y Clara estaba de muy
mal humor en ese momento para lidiar con ella. Aun así, apretó los puños y contuvo un gruñido. Si reaccionaba
con violencia pondría en una situación complicada a sus mates.
-¿Qué ocurre? – Su comida está lista. Nos dieron órdenes de que la mantuviéramos alimentada. Clara lo menos que tenía en
ese momento era apetito.
-Comere después dijo con seguridad – Esperaré a que regrese el alfa. Un poco más no me hará daño.
dio la espalda mirando de nuevo hacia la plazoleta delante de la manada esperando el regreso de cualquiera de sus mates.
No pasará nada. Yo hablo con Dixon. Si como algo ahora lo voy a devolver – no mentía, su estómago estaba caliente y
sensible. Se llevó la mano de pronto a la cabeza. Tuvo una pulsada. Mal momento para que la otra Clara estuviera fastidiando.
No era momento de salir. Sin embargo, antes que pudiese hacer nada por el aturdimiento sintió como algo se posaba en su
espalda y le daba un fuerte empujón.
Clara resbaló por la escalera y descendió golpeándose los tres escalones hasta llegar al suelo. Su cabeza sono contra el último
escalón de forma brusca. La loba gimió de dolor ante el imparto Acaso
Otra vez aquella pulsaba junto con el mareo del golpe. Intentó levantarse, pero perdió toda la fuerza. Eslaba perdiendo el
control de su cuerpo. Como había dicho. Mal momento para que a La otra Clara le diera por salir
Solo pudo escutar los pasos de aquella loba bajando hacia ella antes de ser arrastrada por las Cadetias de su come la
La loba v detuvo a Lido de Clara mirándola desde arriba con rostro serio.
Venir desde lo vas bajo a darme órdenes bufó con desprecio Ni pienses que me quitarás todo por lo que he luctuado
Se arrodilló y agarró del pelo a la ahora muy tranquila Clara y la hizo enderezarse levemente. El
guardia detrás de ella simplemente avanzó y se puso al lado de la loba.
-Al parecer se golpeó duro. No parece responder. ¿Estará muerta?
-Él no quiere que ella esté muerta. La quiere para el respondió ella- aunque yo tengo mejores planes. Él no lo sabrá hasta que
sea demasiado tarde. Ella no se ha vinculado tampoco así que para que la encuentren pasará el tiempo suficiente para que sea
destruida por completo sonrió cuando sintió a la loba temblar entre sus garras y le cubrió la boca al verla abrir los ojos.
Si gritaba llamaría la atención de los demás lobos que no estaban por la zona.
Clara, al verse en aquella situación casi entró en un ataque de pánico. Los temblores fueron muy marcados y comenzó a luchar
para quitarse de arriba a aquella hembra buscando ayuda en
el macho al lado de ella. Que no movió un dedo.
-Quédate quieta – las garras en su rostro se apretaron hasta hacerla sangrar y la lanzó al suelo con un sonido seco – la loba se
levantó en toda su altura- Encárgate de ella- fue lo que ordenó la hacia su acompañante.
Y Clara sintió un dolor tan fuerte en su nuca que, aunque intentó arrastrarse para escapar la dejó en el suelo aturdida. Penso
que vería a sus mates venir hacia ella para rescatarla como había ocurrido cuando su padre la había apresado, pero sus
párpados se fueron cerrando hasta que perdió la conciencia..