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70
Dixon pensó que enloquecería cuando no encontró a su mate en la habitación. Dio media vuelta y comenzó a correr por toda la
casa buscándola en cada cuarto, en cada rincón aun si este no tenía olor a ella. El rastro de Clara estaba tan débil que apenas
si podía sentirlo. Podía oír a su hermano corriendo detrás de él como loco.
Aun así, cuando se detuvieron en la planta baja, jadeando y salivando, no habían encontrado a su mate. Dixon se trasformó
haciendo que una densa capa de feromonas lo envolvieran. Sus garras, colmillos y ojos apenas notaron la transformación, se
giró hacia su hermano que lo había copiado y no lo pensó dos veces antes de lanzarle un puñetazo.
Ethan no tuvo tiempo de reaccionar y el dolor en su rostro lo atravesó cayendo al suelo con un sonido sordo. La sangre pronto
brotó de su nariz y boca y hasta los huesos de su rostro habían crujido bajo los nudillos del alfa.
-Solo tenías que quedarte con ella- Dixon gruñó sonoramente y Will y los pocos lobos que se acercaban a ellos retrocedieron. El
alfa estaba más allá de lo molesto – Acaso no podías ignorar todo y quedarte a su lado. Ahora no está. Ethan se levantó
limpiándose bruscamente la sangre.
– Fui porque si me mandaste a buscar era porque tu maldito trasero necesitaba ayuda. Si mueres ella también estúpido- Ethan
le respondió mostrando igual sus colmillos de forma amenazante.
La tensión entre ellos era inminente. En cualquier momento comenzarían a pelear, pero para sorpresa de los presentes Dixon
cerró los ojos y se apretó el entrecejo. Segundos después los abrió, su rostro era el mismo frío y serio de siempre. No miraba a
-Will- llamó al beta.
El lobo corrió rápido a su encuentro, aunque las densas feromonas del alfa aun danzaban fuertes alrededor de él de forma
intimidante.
-Si, alfa.
– Voy a ir a buscar a mi mate. Mueve a todos los lobos. Que busquen en cada perímetro fuera de la manada, en cada casa,
detrás de casa árbol, detrás de cada piedra. No puede quedar un solo lugar sin revisar.
Los ojos de Will se abrieron con sorpresa.
-¿Clara... ya no está en los límites de la manada?
Los ojos de Dixon lo fulminaron.
-Si estuviera cerca la hubiera detectado ya por nuestro enlace, pero apenas si puedo sentirla y está muy lejos – hablaba con un
nudo en el pecho. Clara estaba demasiado lejos para poder encontrarla como habían hecho él y su hermano cuando su padre
la había encerrado. Eso lo alteraba un más, pero perder los estribos no llevaría nada.
***
-¿Estás segura de esto?- el guardia caminaba detrás de la loba que guiaba el camino. Sobre su lobo se encontraba el cuerpo
inconsciente de Clara que no había reaccionado a pesar de que el cuerpo bajo ella había corrido rápidamente- Si esto no sale
bien definitivamente vamos a morir en las garras del alfa. -Cállate de una vez. Él nos dijo que el plan iba muy bien. Que
siguiéramos nuestro guion y yo me volvería la Luna de la manada, y obtendría al alfa Dixon para mi esclavo, mientras tú te
volverías el beta. El guardia se notó dudoso y se detuvo.
hay paso atrás. Acaso no confías en Él- destacó con su tono de voz a quien especificaba.
-Es que él... aun cuando dice todo aquello. – Por favor, cierra el hocico o prefieres volver a la vida miserable de estar sirviendo
a los demás- ella lo cuestionó.
El lobo negó. -Pues entonces movámonos. Solo nos quedan pocos kilómetros hasta el punto de encuentro y donde nos
esconderemos para iniciar el gran plan. Si todo sale bien, en menos de tres días tendremos las posiciones que nos prometieron-
dijo ella retomando la marcha con una sonrisa lobuna.
El lobo aún tenía sus dudas, pero ya a esa altura volver atrás no era una alternativa. Movió sus omoplatos para acomodador
mejor el cuerpo de Clara sobre él y siguió a la loba. La loba miraba de un lado a otro preocupada. Al salir de los límites de la
manada se exponían a muchos peligros. Quizás demasiados. No solo estaban los salvajes que eran su mayor preocupación.
Era sabido que de vez en cuando había avistamiento de humanos que salían a cazar y solían matar o llevarse a los lobos en su
camino. Generalmente salvajes, pero en el caso de ellos, los humanos no los diferenciarían, los querrían atrapar sin importarle
ese detalle.
Sin embargo, eso era un caso muy hipotético. Los cazadores no tendrían que estar por esa zona įverdad?
Fue tarde su pensamiento cuando puso una pata en el suelo y algo se cerró en torno a ella. El gemido de dolor que soltó la loba
fue lastimero mientras las púas de metal se enterraban en su piel casi arrancando su miembro. Aterrada ella tiró desgarrándose
aún más la carne de su pata. La sangre brotó en grandes cantidades.
-No, no. Ayuda, duele- la loba se sacudió mirando atrás al lobo pidiendo que la ayudara.
Este dejó el cuerpo de Clara con un sonido sordo al caer al suelo como un peso muerto y corrió hacia ella viendo la infame
escena, sin saber que estaba pasando. Nunca había visto algo como eso. Solo podía decir que era una trampa pare bestias.
Unos pasos hicieron crujir las ramas y ojos alrededor. Los dos lobos se tensaron, la hembra temblando ahora de temor y dolor.
De entre los arbustos una forma humana comenzó a aparecer portando algo en sus brazos. Los dos se tensaron. Era un
maldito cazador.