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Capítulo 23
Kathleen se volvió y miro al tipo que caminaba hacia ella y le preguntó:
–¿Eres Federick Evans?
-Si, soy yo. Ha pasado mucho tiempo, Kathleen – le sonrió.
Federick cra su vecino. Después de que sus padres fallecieran y ella se trasladara a la
residencia de los Macari, rara vez se encontraba con el.
– Federick, que estás haciendo aqui?-se sorprendió.
El rostro de Federick parecia apenado cuando comentó:
-Mi hija está aqui.
“¿Su hija?» Kathleen se quedó sorprendida.
– Federick, tu hija es…
-Autismo de nivel medio -dijo con calma-. La traigo aquí cada semana. ¿Y tú?
-Estoy aqui como un favor para Gemma, para hacer un trabajo de caridad.
Federick lo entendió:
-Oh, así que eres amiga de Gemma.
Ella le recordó que debían ponerse en marcha mientras decía:
-Vamos a entrar.
Federick emitió un sonido de aprobación y asintió. Entraron en el aula en la que había
unos cuantos niños autistas. Todos fueron llevados allí por sus padres.
Kathleen aprendió que la mayor preocupación de la mayoría de las familias con niños
autistas era que uno de los padres no podia soportar el estrés y optaba por divorciarse o
abandonarlos. Por ejemplo, la esposa de Federick era una de ellas.
Cuando a Madeline Evans se le diagnosticó autismo, su madre decidió divorciarse después
de insistir durante seis meses.
Madeline tenia cinco años y era una niña preciosa,
Sin embargo, debido al autismo, no reaccionaba al mundo que la rodeaba y no
interactuaba con la gente.
Se sentó en un rincón tranquilamente, sosteniendo una muneca barbie en sus manos.
En realidad, la mayoría de los niños autistas eran tranquilos, siempre que no se les
provocara como callados, no tomaban la iniciativa de decir a los demás lo que querian o
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇtcuando no se sentian comodos.
Los padres llevaban a sus hijos alli porque los médicos eran profesionales y podían
ayudarles.
Federick se puso al lado de Madeline y le pregunto:
-Madeline, zquieres agua?
Ella no dio ninguna reacción a su padre.
-Madeline, el medico va a venir a examinarte más tarde. No le gritemos como la última
vez, ¿de acuerdo? – engatuso Federick
De nuevo, no mostro ninguna respuesta Federick dejó escapar un suspiro.
Kathleen se acercó y se puso al lado de Madeline, agitó la mano:
-¿Madeline?
Federick suspiro:
-Es inutil, ni siquiera reacciona mucho ante mi.
Expectante, Madeline levantó la mano y miró a la joven. Federick estaba asombrado.
Kathleen esbozó una suave y calida sonrisa y dijo:
-Cuando llegue el médico, dejaremos que te examine. Después, te haré un bonito vestido
para tu muñeca barbie, ¿quieres?
Madeline volvió a bajar la cabeza. Federick se emocionó al principio, pero al ver que
Madeline volvia a su estado habitual y se aislaba del mundo exterior, se sintió
descorazonado.
Kathleen sabia que asi se comportaban los niños con autismo.
– De acuerdo -accedió luego de unos segundos. Federick se quedó boquiabierto.
Kathleen se alegro mucho.
-¿Promesa de meñique?-preguntó.
Ella sostuvo su dedo meñique hacia delante. Madeline también extendió la mano. Con eso,
le hizo una promesa con el dedo meñique y le dijo:
–Es una promesa, dejarás que el médico te examine y yo lo haré un vestidito a tu muñeca
barbie.
Madeline asintio con un ligero zumbido Los ojos de Federick se llenaron de lágrimas
enseguida. Dijo con voz temblorosa
–Kathleen, rara vez reacciona a cosas o personas del mundo exterior. Además de mi, es la
primera vez que responde a alguien que le habla. Eso es maravilloso…
-Esto demuestra que el tratamiento aqui está funcionando -explicó Kathleen. No creia que
ella fuera la razón especial
Federick se tapo la cara y no quiso que lo vieran llorar.
_Tienes razon, Me conformo con que mejore poco a poco. Seré muy feliz si ella puede
mostrar un poco de respuesta al mundo exterior.
Kathleen le entregó un pañuelo. El to agarró y se secó las lágrimas.
-Siento mostrarte esta faceta mia. Esto es embarazoso.
-Federick, esto es lo que es ser padres, ¿no? – preguntó. Luego dijo en tono amable-:
Mientras el niño se mantenga seguro y sano, nada más importa.
Como iba a tener su propio bebé, ese momento le produjo un profundo sentimiento.
-Cierto, nada más importa. Sólo quiero que mi Madeline esté sana -dijo él con los ojos
hinchados.
El medico entró en ese momento. Uno por uno, el médico examino a los niños.
Cuando le llegó el turno a Madeline, le pregunto:
– Madeline, ¿te acuerdas todavia de mi?
Ella permaneció en silencio.
-Voy a examinarte -dijo en voz baja. Kathleen pudo ver que el medico estaba nervioso.
Puede ser que Madeline haya causado una escena la ultima vez durante el examen que
dejó una impresión en el médico. Aunque sabia que era normal en los pacientes autistas,
seguia estando ansioso.
Para su sorpresa, Madeline se quedó muy quieta, que hasta el médico se sorprendió.
-Madeline, hoy estás muy bien.
Fue un gran paso.
Federick explico:
-Si, incluso respondió a Kathleen cuando habló con ella hace un momento.
El médico miró a Kathleen:
-¿Eres nueva aqui?-le preguntó.
-Si, estoy aqui en nombre de Gemma
El médico la miro y vio que tenia una sonrisa amistosa.
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-Necesitamos a alguien como usted aqui, consideraria quedarse?
Kathleen se quedó atonita,
-Me refiero a la obra de caridad -siguió explicando el médico.
-De acuerdo, lo intentare –sonrio. El médico asintió.
De repente, un niño sentado no muy lejos de Madeline empezó a gritar. Se cayó de la silla
y estuvo pataleando
-Doctor! -se asusto la madre del pequeno. El medico se apresuro a acercarse. Madeline se
tapó los oídos y empezó a gritar tambien.
-Madeline! – Federick se sorprendió y extendió la mano, queriendo abrazarla. Sin
embargo, ella le apartó las manos de una patada y se negó a que la tocara. Luego, se fue
a la esquina. Con los oídos tapados, siguió gritando
Kathleen se acercó a ella y le dijo:
– Hola Madeline, soy yo, Kathleen. Vas a estar bien.
Madeline estaba pataleando al igual que el niño. Podria herirse si lo seguia haciendo.
Kathleen la abrazo y le dijo a Federick:
-La medicina.
Madeline estaba luchando de forma agresiva.
Sabia que no podia escapar, así que mordió con fuerza la palma de Kathleen.
Ella sentia dolor, pero no aflojo el agarre. Federick llevó y ayudó a su hija a tomarla.
-Madeline, está bien, nadie va a hacerte daño. Soy yo, Kathleen -trató de consolarla
mientras la sostenia en sus brazos.
Después de que se tomara la medicina, y con Kathleen hablandole, empezó a calmarse.
El niño seguia gritando pero lo hacia en un tono mucho más bajo. Y los demás niños se
vieron algo afectados por esto.
La madre del pequeño lloraba de pena.
Kathleen sabia que debia de ser difícil cuidar del niño ella sola…
Sus ojos se volvieron rojos al instante. «Ya es bastante dificil para una mujer cuidar de un
niño, y más aun de un niño con autismo
-Kathleen, gracias -dijo Federick disculpándose – Déjame a Madeline. Deberías apresurarte
a curar tu herida
-De acuerdo -Kathleen procedió a entregarle a la niña.
Sin embargo, Madeline se aferró a la mano de Kathleen y le dijo con su voz ronca y suave:
-No me he vuelto a portar bien, Kathleen. Igual le harás un vestido a mi muneca barbie?
Kathleen no pudo soportarlo y las lágrimas corrieron por sus mejillas.