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Capítulo 199 Beatriz se despertó a la mañana siguiente con un ligero dolor de cabeza. Se reprochó por haber bebido tanto la noche anterior, sabiendo que no tenía mucha tolerancia al alcohol Siempre terminaba con dolor de cabeza después de beber. Un suave aroma a madera la envolvia, un olor vagamente familiar. Abrió los ojos lentamente Javier estaba alli, vistiendo un pijama de seda negra, con un par de botones desabrochados que dejaban al descubierto un fragmento de su musculatura fiy una clavicula elegantemente definida.
Beatriz se sintió brevemente confundida y de repente, deseó poder tocarlo. Sin pensarlo, su mano ya estaba explorando la clavicula de Javier antes de que su mente pudiera procesario.
Al segundo siguiente, Javier abrió los ojos. Beatriz fingió sorpresa. “Ay, ¿cómo puede haber mosquitos en pleno Invierno?" Javier, también con resaca y dolor de cabeza, posiblemente por haber bebido de más, sonrió irónicamente: "Si, ¿dónde estará ese mosquito?" Beatriz respondió: "Ya se fue" Javier presiono la mano que ella había puesto en su clavicula: “Creo que tú eres ese mosquito." Beatriz no sabia si enojarse o qué hacer.
Aún era temprano y Javier queria dormir un poco más. Era raro que él quisiera dormir, normalmente tenia problemas para conciliar el sueño y se despertaba temprano. Tal vez la presencia de Beatriz era demasiado tranquilizadora, penso Javier entre sueños Beatriz, por otro lado, empezaba a tener ganas de levantarse. Cuando vivía sola, no le gustaba mucho levantarse temprano, especialmente porque tenía que preparar su prodesayuno. Pero ahora, en casa de Javier, los variados desayunos que preparaba la señora eran realmente apetitosos y ella despertaba con ganas de saber qué habría de desayunar ese día.
Intentó levantarse sigilosamente, pero cualquier movimiento en la cama era notorio. Apenas se movió, Javier la sujetó por el hombro. "No te muevas." Su bata de dormir se había deslizado, dejando al descubierto sus hombros delicados bajo la mano amplia de Javier, cubriéndolos casi por completo. A pesar de tener una figura esbelta, Beatriz tenía un pecho generoso, y su camison dejaba adivinar más de lo que cubría, añadiendo un toque de ambigüedad a la escena. Quiso ajustarse la prenda, pero Javier detuvo su mano: "No te muevas." Beatriz desistió. Si Javier hubiera tenido alguna intención hacia ella, seguramente ya se habria manifestado. Probablemente ni siquiera le importaba si era atractiva o no, solo le interesaba si podia o no ayudarlo a dormir. Su belleza no tenía ningún efecto en Javier Después de un rato, Beatriz preguntó con curiosidad: "Te veo pálido, ¿te sientes mal?" Javier, con los ojos cerrados, respondió: "Dolor de estómago." Beatriz dudó un momento: "¿Quieres que te haga un masaje?"