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Mereces ser feliz.
El agua que Alexander me ofreció, lo bebi tan rápido, que pude haberme ahogado, pero fue la única solución para disipar los
nervios que burbujeaban en mi sistema.
No pasó mucho tiempo, cuando mi pulso volvió a la normalidad, recuperé él aliento y me estabilicé casi por completo.
Mis ojos se detuvieron en el rostro de Alexander, en el momento que un detalle de suma importancia pasó por mi cabeza,
dejando de lado cualquier otro pensamiento. Inconscientemente, tomé con fuerza el brazo de Alexander, como si en cualquier
momento pudiera
caerme, pero la preocupación que se alojó en mi pecho y se reflejó en mi rostro, apenas me dejaba respirar.
Alexander, si lo que dices es cierto, entonces nuestro hijo corre peligro, ¿pensaste en eso? ¿Por qué no me lo has dicho antes?
– dije apenas, con la voz entrecortada, sintiendo que el riudo que se formó en mi garganta no me dejaba ni respirar.
Si ese infeliz se atreve siquiera a tocarle un solo pelo a mi hijo, se va a enterar de lo que soy capaz, puede meterse con quien
quiera, pero con mi hijo jamás, lo iba a proteger a capa y espada.
Alexander también se notaba preocupado, pero pudo ocultarlo con facilidad. Mis dedos seguian aferrados a su brazo y aunque
sabia que le estaba ocasionando dolor, no se quejó en ningún momento, ni me apartó, en cambio, acarició mi espalda en un
intento por
calmarme.
– Sarah, aunque no te lo dije antes, el motivo por el que estoy aqui, aparte de asumir con todo el amor del mundo mi papel
como
padre, es para protegerlos a ustedes, ni a Tristán, ni a ti les va a pasar nada malo, no lo voy a permitir. su mano se acercó
lentamente a
mi cabello, apartando un mechón que estorbaba en mi rostro. De solo pensar que mi hijo podia ser el blanco perfecto para Paul,
revolvia el estómago. -Tomé malas decisiones en el pasado de las que ahora me arrepiento por haber sido un cobarde, por
creer que de.
esa manera te iba a proteger, y de mis errores he aprendido que la mejor manera es haciéndolo por mi propia cuenta. Lo
aprendi tarde,
pero no se puede cambiar el pasado. Hay mas cosas que es posible que no sepas, ¿qué te parece si en la noche voy a la Villa
Doinel para
hablar sobre esto con tu padre? También quisiera pasar tiempo con mi hijo.
No sabia ni que decir con todo lo que dijo, mi mente no estaba funcionando al cien por ciento, en lo único que podia pensar era
en
mi hijo, en su bienestar.
Aunque me deje un mal sabor de boca, debía ponerme de acuerdo con Alexander para mantener a salvo a nuestro hijo, en este
momento, él es nuestra prioridad, pese a cualquier diferencia que haya entre él y yo.
Me puse de pie de un salto, logrando que Alexander se exaltara, lejos de apartar sus manos de mi, me tomó con fuerza por la
cintura,
como si tuviera miedo de que cayera.
– Voy por Tristán. dije en un intento por liberarme de su agarre, pero fue inútil, Alexander no tenia intención de dejarme ir, lo vela
en sus ojos preocupados.
No, no, Sarah, no te preocupes por Tristán. Le he dejado bajo protección en dónde sea que esté, nada va a pasarle, primero
necesitas calmarte, cuando lo hagas, yo mismo te acompañaré si eso te hace sentir más segura. -sus manos abandonaron mi
espalda y
al siguiente segundo, se posaron en mis mejillas acunándolas para que pudiera mirarlo directo a los ojos sin interrupciones. No
entendia
sabia más de
lo que imaginaba, sino que también ha actuado con rapidez por el bien de su hijo. -Sarah, no miento cuando digo que los
protegeré, asi
sea lo último que haga, ustedes lo son todo para mi, no me importa que sigas teniendo un mal concepto de mi.
Alexander...lo interrumpi antes de que siguiera hablando, nuestras miradas se cruzaron una vez más, y me pareció ridiculo lo
que estaba pasando por mi cabeza y lo que estaba por salir de mi boca. Tengo miedo.
Alexander me regaló una sonrisa de medio lado y esta vez fue él quien me tomó por sorpresa al abrazarme por un largo tiempo,
en
el que me dediqué a maldecir a los Dubois.
Está bien, Sarah, está bien que tengas miedo, somos humanos y está permitido, pero no te permito que pierdas la fuerza, ahora
más que nunca debes lucir tan fuerte y capaz se deshizo del abrazo, mientras soltaba aquellas palabras de aliento, que, para mi
sorpresa, lograron su cometido. En tu casa te contaré todo lo que sé y te daré la información que estoy manejando con tu padre
para
arabar con esto.
Asen con mi cabeza en respuesta y ras de inmediato lo miré confundida.
¿Mi padre dice.7 pregunté con curiosidad y no hizo falta que dijera una sola palabra para entender porque ahora andaban tan
unidos. Claro, era eso. En todo caso, también ire con Vincent, el me ha estado ayudando desde el momento que comenzaron
mis
sospechas. Para qué investigar por nuestro lado cuando podemos hacerlo juntos, al fin y al cabo, vamos por el mismo objetivo,
¿no?
propuse aquello, dejando mi orgullo a un lado, pero era cierto, podiamos trabajar en conjunto para mayores resultados.
Vincent...-repitió el nombre como si le irritase y lo miré con cara de pocos amigos. Con Vincent serà. -cambió de opinión al ver
mi expresión y enarqué una ceja antes de por fin librarme de él e ir directamente hasta la puerta. Sarah.
Alexander me llamó antes de que abriera la puerta y me giré lo suficiente para mirarlo en silencio, esperando que hablara
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– Gracias.-lo miré confundida sin entender porque me agradecia y de inmediato continuó. -Gracias por tener a mi hijo y cuidarlo
con tanto amor. Mereces ser feliz, no importa con quién sea, seré feliz cuando te vea sonreir como lo hacias conmigo.