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chapter 97 Aliado.
Mis dedos golpeaban ligeramente mis rodillas, mientras el silencio sepulcral se extendia por más tiempo del que me gustaria, lo
único que se escuchaba eran las respiraciones y los suspiros que Abby soltaba de vez en cuando.
Ninguno ha sido capaz de pronunciar una sola palabra desde que nos sentamos todos en el sofá, mirando fijamente al abogado
Richman, quien estaba inmóvil sentado en la silla frente a nosotros, y no sabia si los demás se estaban sintiendo tan mal, con
un malestar en su corazón, como yo en este momento por haberle hecho tal cosa a un ser humano.
-¿Qué estamos esperando?-preguntó Abby a mi lado moviendo su pierna con impaciencia.
Esa era una buena pregunta, y es que, esperábamos que el abogado se calmara para hablar con las pruebas en la mano y
terminar de una buena vez con todo esto.
Cuando crei que el Sr. Richman al fin se habia resistido, volvió a moverse con desesperación en la silla, intentando zafar el
nudo muy bien hecho por Alex y Vicent, que inmovilizaban sus manos y piernas, mientras su furiosa mirada se posaba en cada
uno de nosotros, se notaba que queria protestar, insultarnos, sacarnos la cuenta del tiempo que estariamos en prisión, pero de
su garganta apenas se oia un leve sonido, pues la mordaza impedia que dijera una sola palabra.
Ahora si podia considerarse como un secuestro.
Me levanté de mi asiento sin poder esperar un minuto más, seria la primera en hablar y soltarle todo, sin importarme que seguia
luchando por escaparse del amarre en la silla.
– Sr. Richman, antes que nada, quiero pedirle una disculpa por llegar a este limite, pero es que no nos dejó otra opción. Tengo
algo qué decirle y no se preocupe, no tiene nada que ver con todo el daño que sus clientes le han causado a mi familia, es más,
tiene que ver con usted y su matrimonio. -comencé de la manera más pacifica, mientras caminaba de un lado a otro con las
manos en mi espalda.
Alexander llegó a mi lado para entregarme su celular, donde estaba la foto que le mostraria en su debido momento al abogado.
No pude evitar mirar de arriba a abajo a Alexander, pues seguia con el delantal puesto, sin embargo, no le dije nada para no
perder la atención que el Sr. Richman depositó en mi al mencionar su matrimonio.
– Déjame ayudarte un poco, cariño. -dijo Alexander antes de acercarse al Sr. Richman, quien lo miraba sin entender ni un poco
de
lo que estábamos hablando.-Abogado, le haré unas cuantas preguntas y usted responderá si o no con la cabeza. ¿En los
últimos tiempos, ha notado que su matrimonio se ha deteriorado? -tan pronto como formuló la primera pregunta, mire al hombre
atado esperando una respuesta de su parte, pero el abogado no movió su cabeza en ningún momento, más bien, frunció el
ceño como si estuviera mirando a un loco y de cierta manera, Alexander lo parecia con el delantal cubriendo su torso.
Sin verlo venir, Abby llegó hasta quedar al frente del abogado.
– Responda, si o no, no querrá saber de lo que es capaz una Dubois. -Abby lo obligó a responderle con una voz severa que
harla temblar a cualquiera y de inmediato, el abogado asintió con su cabeza respondiendo a la pregunta de Alexander. -Ya ve
que no es tan dificil, si nos colabora nosotros haremos lo mismo.
-¿Ha notado algún cambio en su esposa? No sé, de pronto desaparece o tiene salidas nocturnas poco usuales. -Alexander
soltó la siguiente preguntar y tuve que aguantar las ganas de reir porque esto comenzaba a parecer una terapia de parejas y la
imagen de Alex no ayudaba mucho. El abogado volvió a asentir y su ceño pronto se relajó, como si estuviera entendiendo al
punto que queriamos llegar.-
Ahora una pregunta más directa. ¿Sospecha que su esposa le es infiel?
El interrogatorio de Alexander nos facilitaba la tarea, él estaba generando dudas o sospechas en el abogado, las cuales se las
ibamos a confirmar al darle el nombre del hombre con el que su esposa lo engaña.
El abogado tardó en dar la respuesta que parecía pensarlo más de la cuenta, mientras miraba a Abby que simulaba la forma de
unos cachos con su mano en la frente.
comprometedora. -Su esposa le está viendo la cara, le está siendo infiel con su cliente especial, al que le cubre todas las
porquerías, estamos hablando de Paul Dubois, mne imagino que lo conoce.-Vincent le mostró la pantalla del celular al abogado
y este abrió sus ojos de par en par al ver la foto en la que aparecian Paul y la abogada dándose un beso.
– Gracias por arruinarlo todo, Grey, me estaba divirtiendo con el interrogatorio. -Abby se quejó antes de volver al sofá y sentarse
de brazos cruzados, mientras tanto, me mantuve expectante a la reacción del señor amordazado.
Su rostro se torno de un color rojizo y volvió a moverse en la silla mientras emitia sonidos con su garganta, en una clara señal
de que le quitaran la mordaza para poder hablar.
No lo dudé un segundo y aunque Alexander intentó detenerme, le aflojé el nudo detrás de su cabeza, logrando que sus labios
quedaran en libertad y listos para hablar, gritar o lo que sea que se le pase por la cabeza.
No les creo nada. ¿De dónde han sacado esa imagen? Eso puede ser un montaje, mi esposa podrá estar distante, pero no me
es infiel, ¿qué es lo que pretenden? -las ridiculas palabras del abogado fueron calladas por las carcajadas que soltamos al
unisono, no podia creer que este hombre fuera tan ingenuo y estúpido, por eso se burlaban de él a sus espaldas.
-Ay, no puedo con este señor. ¿El nudo de la amordaza le impidió que el oxigeno llegara al cerebro? No, no. Ya quitenle
también la venda de los ojos. Y yo que creia que era inteligente abogado, luego se queja por el dolor del peso de los cachos. -
Abby se burló de él sin que le quedara nada por dentro y mi risa cesó al darme cuenta de que el abogado seguia sin creer lo
que le estábamos diciendo.
-¿En serio, Sr. Richman? Déjeme le cuento de donde sacamos esa foto y usted sacará sus propias conclusiones. La noche del
viernes, Alexander y yo nos encontramos a Paul en un restaurante a las afueras de la ciudad, nos sorprendimos al verlo tan
intimo con una mujer, entonces, recordé el rostro de esa mujer, recordé que la vi junto a usted cuando estaba visitando a Rachel
Duncan en la prisión de New York, ¿lo recuerda?-le informé brevemente y este guardó silencio mientras tenia la mirada perdida,
como si estuviera haciendo memoria y no precisamente de nuestro encuentro en New York, porque estaba segura de que lo
recordaba a la perfección.
-Es imposible, el viernes salió con sus amigas al igual que todos los viernes por las noches. -dijo incrédulo y solté un suspiro
cansado, me resultaba dificil de creer que este hombre sea tan ciego y lo peor de todo, es que se negaba a creer algo de lo que
teniamos.
Pruebas.
Bueno, si eliminamos la barba, el traje con corbata e ignoramos el beso apasionado, podria decir que una amiga, pero
lastimosamente, es Paul Dubois con su esposa. -dije al quitarle el celular a Vincent para mirar con más detalle la foto, aunque
ya habla. perdido la cuenta de cuantas veces la habla visto. -No tenemos por qué mentir, aquí puede ver la fecha, hora y la
ubicación donde se tomó la foto. No es un montaje y usted no es tonto. – le volvi a mostrar la pantalla del celular para que la
observara detalladamente y se tomó el tiempo necesario para darse cuenta de que estábamos diciendo la verdad.
En cuestión de segundos, sus ojos se inyectaron en sangre y su rostro se sonrojó con más intensidad, parecia que estaba a
punto de estallar de la ira y no era para menos.
– Voy a matar a ese infeliz. ¡Sueltenme! Esa mujer me va a escuchar, la dejaré en la ruina, no les voy a perdonar esta traición,
me ensucié las manos por ellos y así es como me pagan. ¡Desaten los malditos nudos!-su cuerpo se movia de un lado a otro,
mostrándose furioso por enterarse de la infidelidad de su esposa, estaba fuera de control y agradecia que estaba muy bien
atado a la silla, porque era capaz de cometer una locura ahora mismo.
-Dios, gracias, ya sabia que no se podia ser tan bobo en la vida. -Abby se mostró aliviada, cuando el abogado por fin aceptó
que estaba siendo engañado.
Verlo de aquella manera, me hizo recordar el día que encontré a Alexander con Rachel, la punzada en mi pecho como si fueran
miles de cuchillas atravesándome, el dolor mezclado con rabia, la decepción al creer que me velan la cara por meses, En este
momento, entendia lo que estaba sintiendo, pero lo que nos diferenciaba, era que yo no pretendia hacer escándalos, ni mucho
menas tenia ganas. de matar o destruir a alguien.
Aclaré mi garganta, esfumando los amargos recuerdos que dejaba en el pasado, pues ahora sabia lo que habla detrás de
Sr. Richman, ¿cree que vale la pena ensuciarse las manos? Ellos no valen la pena. Deberia pensar en hacerlos pagar de otra
ayyo se como hablé con serenidad, tratando de hacerlo entrar en razón, esperando que se calmara para poder hacerle la oferta
de que se pusiera de nuestro lado.
No me interesa, woy a buscar a ese par de traidores y los haré pagar. negué con mi cabeza al ver que no estaba pensando con
la
cabefria y fui diner to al grano un darte tantos rodeos.
¿Por qué no mejor darles donde más le ducte? Usted sabe muchas cosas sobre Paul y puede hundirlo en la miseria si quiere. -
el abogado se quedó un palabras y parecia meditar la información que el parecia que habla olvidado. Sabemos que él es quien
patrocino a Rachel para que cometiera los delitos por los que hoy está pagando, 4 como también sabemos que tiene a sus
padres amenazados por si a ella se le ocurre entregarlo. Sabemos que la Sra. Dubois estuvo detrás del intento de secuestro
cuando yo era una niña. Sabemos que los Dubois son los responsables del accidente aéreo de mis padres y que desfalcaron la
empresa Doinel en el tiempo que el Sr..
Dubois estuvo a cargo de la empresa. Sabemos que han desaparecido a muchos testigos de sus crimenes y sin contar la
repentina posesión de las acciones de mis padres antes de su desaparición. Sabemos más de lo que usted se imagina, pero,
aqui la cuestión es que, la única persona que puede hacer que Paul sufra, es usted. Usted, abogado Richman, tiene a Paul en
sus manos y lo sabe muy bien. hablé sin titubear, con tanta seriedad, que por su expresión parecia presa del pánico al saber
que estábamos al tanto de toda la información que intentaron ocultar por años.
Entrelacé mis dedos, esperando pacientemente que me diera una respuesta positiva, pero estaba atónito, se había quedado
mudo en su lugar, el color desapareció de su rostro y pude notar como sus manos temblaban ligeramente.
Pensé que Vincent era el único hombre capaz de desesperarme, pero este hombre lo ha superado. -escuché la voz irritada de
mi amiga detrás de mi, pero me mantuve en mi lugar a la espera de que terminara de decidirse.
Yo no puedo hacer eso, estoy vinculado con todos los delitos de los Dubois, yo iria a la cárcel por esto y mi vida correria peligro,
no sabes de lo que son capaz de hacer. -confesó con temor de solo pensar la idea de entregarlos y supe que esto era más
grave de lo que pensaba.
-Ahora quién es el delincuente aqui. -Vincent murmuró para él mismo, pero no fue lo suficientemente bajo como para que el
abogado no lo escuchara.
¡Vincent!–le reclamé porque con aquello no iba a ayudar en nada. Levantó sus manos en son de paz y se fue a sentar en
silencio al lado de Abby, que lucia irritada por lo que Vincent acababa de decir.
Volvi mi atención al hombre que ahora estaba incómodo por el comentario de mi primo y señalé la cámara que Alexander habia
instalado cuando apenas llegamos al apartamento, toda nuestra conversación estaba grabada, habiamos pensado en todos los
detalles, si el abogado no iba a colaborar, al menos le hariamos admitir que los Dubois eran culpables de todos los delitos que
le mencioné y lo admitió.
– Es su decisión, pero esta charla ha quedado grabada, tiene la oportunidad de elegir el mal menor para usted. O nosotros nos
encargamos de hundir a los Dubois y de paso a usted junto con su esposa infiel, o se vuelve nuestro aliado. No es un secreto
que tengo los mejores abogados, que pueden estar a su disposición y podria encargarme de su seguridad. -te di mi ultima oferta
que no podia desperdiciar, a menos que quiera pasar muchos años en prisión.
No demoro mucho tiempo en darme una respuesta, que me quitó un gran peso de encima.
-Acepto, entregaré a los Dubois. -habló con seguridad, decidido a colaborarnos y una enorme sonrisa se dibujó en mi rostro.
Me contuve de dar saltos de emoción por su sensata decisión y senti unos brazos rodeando mi cintura desde atrás, en modo de
celebración por las buenas nuevas.
-Por fin sale algo coherente de su boca, no lo puedo creer, gracias a...-escuché la voz emocionada de Abby, pero sus palabras
fueron interrumpidas y tuve que darme la vuelta para saber qué la hizo callar, pues era imposible que ella guardara silencio por
su propia cuenta.
Mi boca se abrió en una perfecta O, cuando vi la inesperada escena en el sofá.
Vincent calló a Abby con un beso, mientras sus manos sostenían su barbilla con delicadeza, los ojos de mi amiga se
mantuvieron abiertos y su cuerpo parecia rigido, estaba desconcertada.
Miralos, qué tiernos. -dijo Alexander encantado con la escena.
-Bueno, ¿ya me pueden soltar?