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Receta para robarle el corazón al Dr. Farel

Capítulo 399
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Capítulo 399

Capitulo 399

Evrie se quedé pasmada por un momento.

Brind6 con ella sin mostrar sus emociones.

-Gracias, Srta. Rivera-

Giselle saco una pequefia caja, la abrid, y dentro yacia un broche, tallado con un rubi de primera calidad.

El diseera intrincado, casi cobrando vida.

-Esta es mi piedra favorita, mandé a tallarla especialmente, es un pequedetalle de mi parte, espero que te guste. — Giselle hablé con sinceridad.

El regalo también fue pensado con carifio.

En un dia tan feliz, Evrie no queria rechazarlo, asi que lo aceptd en silencio.

-Muchas gracias, que detalle de tu parte.-

-No te preocupes,has ensefiado tanto sobre arquitectura y has cuidado de mi, es lo menos que puedo hacer.- Giselle sonrid con gracia y desenfado.

A pesar de ser una chica dulce y encantadora, por alguna razon, Evrie no podia sacudirse una sensacion de inquietud. Desde el primer encuentro con Giselle, habia sentido eso.

Quiza era la misteriosa sexta sensacién femenina.

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Una mano grande se poso en su cintura, y Farel la roded con un solo brazo.

-Entonces, muchas gracias, Srta. Rivera, por preocuparte tanto por mi Evi, tenemos cosas que hacer, asi que nos disculpamos.-

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Dicho esto, se llevé a Evrie a otra mesa.

Después de alejarse, Evrie seguia sintiéndose extrafia.

Mientras Farel socializaba, se acerco a su oido y susurrd:

-No temas, la investigaré.-

El también encontraba extraria a Giselle?

Evrie lo miré a los ojos y soltd un suspiro de alivio.

Al parecer, uno de los proyectos post-boda era encontrar una forma de deshacerse de Giselle. Mejor cortar por lo sano que vivir con dudas,

El resto de los brindis los hizo Berto en su lugar.

Blanca no bebia alcohol, y los novios no podian excederse, asi que él, como un sacrificado, se encargé de las mas de diez mesas.

Como si fuera su propia boda.

Al caer la noche.

Cuando el evento estaba por concluir, el teléfono celular de Evrie vibré insistentemente. Blanca lo saco de su bolso y se lo paso.

A\ ver la llamada, Evrie reconocié el numero de Oscar.

Se dirigid a un rincon apartado para contestar.

Capitulo 399

-4 Qué pasa?—

-Nuestra madre esta mal, antes se puso loca y rompié cosas, incluso vomité un charco de sangre, la llevé al hospital, y alli esta balbuceando tu nombre, gquieres hablarle?—

Evrie guard6 silenpor unos segundos, recordando cémo habia estado Marcela aquel dia. Algo parecia atascado en su garganta, impidiéndole hablar.

Abla boca, pero no salié ni una palabra.

Se sentia complicada y reacia, con un torbellino de emociones mezclandose en su interior. No podia definir lo que sentia.

Oscar espero sin oir respuesta y sin prisa camde tema.

-Bueno, si no quieres hablar no importa.-

-Mira, te transferi algo de dinero, asegurate de recibirlo, considéralo mi regalo de boda.- Evrie no esperaba que él le enviara dinero voluntariamente.

Pero, recordando sus trucos habituales, no lo acepté.

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-No hace falta, no necesito tu dinero.-

-Tranquila, no intento extorsionarte ni sacarte provecho. -Oscar se mofé a si mismo- Al fin y al cabo, eres mi hermana.- -Aquello que paso en el Triangulo Norte, admito que fue culpa mia.-

Desde que tuvo a su hija, habia sentido un ligero remordimiento hacia Evrie.

Y sabiendo lo que habia hecho Pablo, se sentia un poco culpable.

-Bueno, eso es todo, ahora que te casas en una familia acomodada, nomezclaré mas contigo. Nuestra familia no es algo de lo que presumir, no quiero avergonzarte, asi que esto es un adids.-

Oscar colgé después de hablar.

Evrie sujeté el teléfono, atin sonando con el tono de llamada finalizado, con una expresion indescifrable. El sol se ponia en el horizonte, tifiendo el cielo con tonos de rojo y naranja.

Alli, bajo el cielo ardiente, se mantuvo erguida, con una postura fiy solitaria.

En un hotel al otro lado del rio.

Au gas sy

Una figura delgada se paré frente a la ventana panoramica, sosteniendo unos binoculares, observando la boda en el césped durante mucho, mucho tiempo.

Hasta que la oscuridad envolvid completamente el cielo, finalmente dejé de lado los binoculares.

En el fresco clima de mayo, vestia un largo abrigo negro, un sombrero grande, y una mascara que cubria su rostro por completo, sin dejar nada a la vista.

Solo se veian sus ojos llenos de resentimiento.

Capitulo 400