Sus Besos Obsesionados que Despiertan mi Segunda Vida

Chapter 171

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Capítulo 171 No era una ilusión.

Era ella de verdad.

Él cerró la puerta lentamente, sus nudillos accidentalmente tocaron un botón y la pantalla inteligente mostró un mensaje: -Instrucción del dueño recibida. Bloqueo infantil activado.

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Al verlo acercarse, Nerea inmediatamente deslizó una silla hacia afuera, como una dedicada asistente personal, y gestualizó para que tomara asiento.

pollo Roman bajó la mirada hacia el plato frente a él: una sopa de pollo de color blanco nieve con una delgada capa de grasa dorada brillante.

¿Así que se había tomado el día libre para preparar esta sopa? -¡Pruébala, te prometo que está deliciosa! Nerea lo miraba con sus grandes ojos brillantes, y al ver que él seguia con su mascarilla puesta, sin intención de quitársela, preguntó con curiosidad, -¿Por qué llevas mascarilla en casa? -He estado con tos últimamente, no quiero contagiarte, señorita Nerea.

¿Tos? ¿No era fiebre? ¿Será que había retrasado demasiado el tratamiento que ahora tenía complicaciones? -¿En serio? Nerea fingió no saber nada, pero no pudo ocultar su preocupación. Extendió su mano hacia su frente, -¿Solo tos? Tu cara no se ve muy bien, ¿tienes fiebre? La suave mano de la joven tocó de improviso la frente del hombre, provocando un temblor en sus pupilas. Justo cuando estaba a punto de levantarse, ella lo presionó por el hombro.

-No te muevas, déjchecarte bien.

Su palma se deslizó desde su frente hasta el rabillo del ojo, quitando esa molesta mascarilla blanca, pausando un momento en sus mejillas, y finalmente, deslizándose por su definida mandibula hasta el cuello largo. Solo cuando sintió el repentino movimiento brusco de su nuez de Adán bajo su mano, retiró su toque como si hubiera tocado un cable eléctrico.

Algo no estaba bien.

Era cierto que estaba caliente, y que tenía fiebre, pero ¿cómo era posible que la temperatura aumentara tanto en tan poco tiempo cuando lo tocaba? ¿Acaso la fiebre había causado algún problema grave? -¡Estás ardiendo! Nerea lo miró sorprendida. Él tenía los labios fuertemente cerrados, su rostro estaba tenso, y una final capa de sudor cubría su frente. La piel desde sus ojos y mejillas hasta el cuello estaba roja como un tomate, y y sus ojos oscuros parecían llamas listas para consumirlo todo.

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No sabía con qué facilidad se podían malinterpretar sus palabras, ni cuánto sus acciones podrían hacer que alguien... se desesperara, -Espera aquí, voy por algo.

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Preocupada, Nerea corrió hacia la puerta. Al llegar, como si de repente recordara algo, se volvió hacia el con un tono que era mitad advertencia, mitad súplica, -Te lo advierto... ¡novuelvas a dejar afuera!

Roman esbozó una sonrisa en sus labios. Justo cuando Nerea iba an salir, descubrió que aunque esta vez nola habían dejado fuera, acababa de ser encerrada de nuevo.

Mirando el mensaje en la pantalla, que era idéntico al anterior, Nerea abrió los ojos de paxen par,- Otra par-cotra vez el bloqueo infantil? Esta vez no fui yo quien cerró la puerta. ¿Tu puerta está rota, Roman? -¿Señorita Nerea iba por algo? -Un termómetro, para tomar tu temperatura.

-Hay uno en el armade almacenamiento.

-¿En serio? Nerea miró hacia el armaal fondo, y corrió hacia alli, ¡Habérmelo dicho antes! Roman la observó alejarse, y lentamente se llevó la mano a la frente.

¿Arde? Parece que apenas ahora estaba sintiendo su propia temperatura.

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