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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 163
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Capítulo 163

–¿Por qué Miguel envio dos ramos hoy?, pensó Anastasia en ese momento, luego se levantó y miró fijo

a ambos ramos sin poder creer que fueron enviados en un lapso de diez minutos.

spués camino para ponerse frente a ellos y de repente se dio cuenta de que había una carta que venia

junto con las flores, así que la tomó y resultó que había una frase muy breve en ella.

– Espero que mi paciencia obtenga un favorable resultador,

Al mismo tiempo, estaba firmada con el apellido de Palomares, con la fecha escrita abajo; los hermosos

ojos de Anastasia se abrieron de par en par, estaba incrédula cuando miró aquella firma, pues solo

había un hombre que tenía el apellido Palomares,

–¿Serán un regalo de él?!».

Poco después, se paró frente a la mesa y agarró el teléfono fijo para marcar al número de la oficina del

presidente; sin embargo, nadie contestó, ella, por su parte, se rehusó a rendirse, asi que sacó su

teléfono celular y volvió a marcar su número.

–Hola –contestó la voz baja y barítona que era bastante melodiosa para sus oídos, por su lado,

Anastasia no se anduvo con rodeos y le hizo la pregunta de una forma muy directa.

–¿Me enviaste un ramo de flores?

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–¿Te gustó?

–Estás siendo estúpido. No lo vuelvas a hacer –reclamó mientras mantenía la vista fija en ambos ramos

que yacían en el sofá, al mismo tiempo que pensaba en como lidiar con ellos.

– Amas las flores que Miguel te envía, pero ¿en realidad te disgustan las que yo te envío? –se quejó el

hombre por la otra linea con frustración, dejando a Anastasia sin palabras.

–¿Por qué te estás comparando con él? Él es mi amigo y tú mi jefe. ¿Por qué me mandaste flores?

– Me gusta enviarte flores, así que lo haré cuando me plazca. Aceptarlas o no será decisión tuya –dijo y

colgó enseguida de terminar su frase. Sintiéndose un poco asombrada, Anastasia miró al teléfono en

sus manos, ya que era la segunda vez que le colgaban y se lamentaba a sí misma.

«El humor de este tipo es bastante impredecible», pensó. Al poco tiempo, Gabriela envió unos

documentos a su oficina y en cuanto notó ambos ramos de flores, no pudo evitar admirarlos.

–¡Guau! ¡Es tan bonito! Estas rosas son importadas e incluso un solo tallo es bastante costoso, isin

mencionar que hay como treinta tallos en este ramo!

–Puedes quedártelo, úsalo para decorar el florero de tu escritorio si quieres.

–¿Está segura? ¿En verdad puedo agarrar dos tallos para mi? –preguntó Gabriela llena de felicidad.

–Sip. Van a durar unos días más en el florero. Si alguien más quiere algunas, compártelas también,

nada más llévate todo el ramo contigo.

–¡Guau! Anastasia, iusted es genial! ¡Gracias! Las tomaré y las compartiré con los demás, entonces –

agradeció Gabriela mientras tomaba el enorme ramo de rosas y caminaba para distribuirlas a los

demás.

En efecto, en casi nada de licmpo, todo el ramo estaba desarmado y se distribuyó entre todos, por

consecuencia, la oficina entera se enteró de que el admirador de Anastasia le habia regalado rosas

importadas, por ende, todos especulaban que se trataba de un hombre de familia adinerada. En la

tarde, hubo una junta semanal, así que Fernanda tocó la puerta de la oficina de Anastasia y entro para

hablar con ella, mientras lo hacían, de manera repentina, Fernanda se inclinó para adelante y miró a la

otra con discreción.

– Anastasia, necesito un favor. ¿Me puedes ayudar con algo?

–Lo que sea, Fernanda –contestó ella, mostrándose dispuesta a ayudar en lo que pudiera.

–Bueno, la cosa es que, estamos teniendo un debate para abrir otra área de refrigerios. Lo hablamos

todos juntos y todos estaban pensando en hacer que la pastelería La Bella se uniera a la compañía,

pero estoy segura de que estás al tanto de que los precios de ahí son demasiado costosos y que

podrían pasarse de nuestro presupuesto, es por eso mismo que el precio es una preocupación–comentó

Fernanda. Anastasia no podia comprender por completo como era que ese asunto tenía que ver con ella

a pesar de haber escuchado con atención a sus palabras.

«¿Cómo les puedo ayudar?».

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–Bueno, ¿cómo les puedo ser de ayuda? –preguntó de forma directa poco después.

–Invitaré al presidente Palomares a que venga a la reunión de esta tarde, cuando sea la hora, ¿podrías

mencionar esto en la junta? Estoy buscando su aprobación y ya que lo haga, será más fácil proceder

con el departamento de recursos humanos –explico Fernanda mientras la miraba con esperanza,

mientras que Anastasia estaba sin palabras hasta que después de bastante tiempo, por fin, pudo hacer

una pregunta, aunque seguía llena de dudas.

CO

–¿Crees que mis palabras harán una diferencia?

–Si tú eres la que lo dice, entonces las posibilidades de que esto resulte se elevarán mucho más que si

cualquiera de nosotros lo intentara –mencionó Fernanda con seguridad de que si lo decía Anastasia

conseguirían la aprobación.

– Bien, entonces, lo mencionaré de manera casual en la junta, pero no estoy segura de que resulte

–Claro, nada más mencionalo como algo breve durante la junta –concluyó Fernanda y puso su mano

sobre el hombro de la otra para darle unas palmaditas antes de voltear a ver al sofá y darle un vistazo al

ramo de flores que yacia en el sofá–. Anastasia, tienes muchos admiradores, ¿eh?

– No, te equivocas! –exclamó Anastasia sintiendo como su corazón se detenía por un segundo después de escuchar aquello.

–iYo también agarré dos tallos de aquellas rosas importadas que recibiste! Es obvio que se miran como las rosas rojas de la mejor calidad que vienen desde Holanda. ¡El remitente sí que es bastante

considerado! –añadió Fernanda. En cuanto Anastasia pensó en el remitente de las flores, Anastasia sintió un inminente dolor de cabeza y le dio una respuesta mientras soltaba una risita.

–No sé quién envió las flores porque no traían tarjeta.