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Capítulo 168
Debería de seguir dejando que este hombre se involucre en nuestras vidas? Qué tal si Alejandro se
acostumbra a verlo a diario y se hace dependiente a su compania cercana? Si de pronto un dia
desaparece de nuestras vidas, escrá que Alejandro se sienta decepcionado?“, pensó Anastasia
después de mirar aquella escena frente a ella y sentir algo inexplicable.
–Mami, vamos al supermercado, ési? Quiero ir al centro comercial.
– ¡Está bien! Vamos juntos hoy–respondió ella con una sonrisa.
Y así, Elias manejó el auto hacia un gran centro comercial que quedaba por la casa de ella; en el
supermercado, Anastasia estaba ocupada eligiendo algunos vegetales frescos, mientras que Elias llevó
a Alejandro a que eligiera algunos juguetes. Luego, ella caminó hacia la sección de frutas y en cuanto
miró algunos durianes frescos, no pudo evitar que se le antojaran, ya que había pasado mucho tiempo
desde la última vez que se había comido uno. Así que, escogió uno que estaba bastante carnoso y fue a
pesarlo, pues su precio era muy exorbitante y de hecho hizo una mueca de solo pensarlo, pero estaba
bien derrochar el dinero de forma ocasional. Luego de eso, ella fue a buscar a Elias y Alejandro, pero se
encontró con que el carrito de compras de su hijo estaba lleno de regalos; aunque estaba de alguna
manera resignada, penso en algo, pero no lo dijo en voz alta.
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇt«¿Está intentando mimar a Alejandro? ¡Hay muchos regalos ahí!».
– Mami, el señor Palomares me compró todo esto –comentó Alejandro sentándose en el carrito de
compras mientras que le presumía todo.
–No podemos dejar que el señor Palomares gaste mucho en ti, así que nada más elige lo que de verdad
quieres, ¿está bien? –explicó Anastasia a su hijo.
–Todos estos son regalos para Alejandro de mi parte y los juguetes son educacionales –intervino Elías
con una voz baja al escuchar eso.
–Me gustan todos –añadió Alejandro haciendo un puchero, pues de verdad los quería todos.
–Solo por esta vez, ¿está bien? Vamos y paguemos por todo –respondió ella negando con la cabeza y
con resignación. Ella estaba preparada para encargarse del recibo, pero antes de que ella siquiera
pudiera alcanzar su teléfono, Elías ya había pagado por todo.
« Es una pena que no agarré más durianes! Hubiera comprado dos de haber sabido que él iba a pelear
por pagar por todo», pensó Anastasia; cuando ya se encontraban en el auto, Alejandro de inmediato
percibió la esencia ácida.
–Mami, écompraste algunos durianes? ¡Huelen deliciosos!
–Sí, compré de la variedad de rey del musang. Vayamos a casa a disfrutarlo.
–iSí! iAmo los durianes! —exclamó el niño, quien había adquirido un gusto por los durianes debido a la
influencia de Anastasia.
Por el otro lado, Elías, quien estaba entado al lado, frunció las cejas al notar el olor de durián dentro del
auto; en cuanto llegaron a casa, Anastasia partió con prisa la fruta y el olor se pudo
sentir por todo el lugar. Puso el durián en un plato y lo llevó con los otros, mientras tanto, Alejandro ya
se había lavado las manos y aguardaba con paciencia en el sofá.
–Ven y come un poco –dijo Anastasia ofreciéndole a Elias, quien también se encontraba sentado en el
sofá.
–No me gusta este tipo de fruta –rechazó él; sin embargo, ella le pasó uno con insistencia.
–Es muy bueno. ¿Por qué no lo pruebas?
–Señor Palomares, pruebelo. ¡Es buenísimo! –habló Alejandro, quien tenía uno en la mano y lo
devoraba al mismo tiempo.
Si alguien más lo hubiera sugerido, en definitiva, lo habría rechazado, pero como se trataba de
Anastasia y Alejandro, funcionó, pues estos tenían una gran influencia sobre él, por lo que venció a su
disgusto y agarró un pedazo pequeño antes de abrir su boca para degustarlo. El sabor fue mucho mejor
de lo que esperaba mientras que lo saboreaba con cuidado, era rico, pero sin llegar a empalagar; no
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏmpudo ser capaz de resistirse a la textura cremosa de la fruta y su resistencia inicial se fue por el
drenaje.
–Es muy bueno –declaró levantando la cabeza y asintiendo en dirección a Anastasia.
–¿Lo ves? iTe dije que estaba delicioso! –exclamó ella, sintiéndose superada sin explicación alguna,
pero se sentía muy complacida de haber forzado a Elías a que probara el durián.
–¿Hay más en la cocina? ¿Fue todo lo que compraste? –expreso Elías, haciendo claro que no era
suficiente.
– La variedad del rey musang es muy cara! Basta con comprar uno solo para derrochar el dinero.
iSueño con el dia en que por fin alcance la libertad de tener durianes cada vez que me plazca! –
respondió Anastasia mientras parpadeaba en repetidas ocasiones.
–Puedo conceder tu deseo con facilidad —comentó Elías con los ojos entrecerrados.
«Puedo abastecerte con todos los durianes que quieras, al punto de que tal vez te hartes de ellos».
–Está bien, ipuedo ganármelos yo misma! –mencionó Anastasia y después, volteó a ver al reloj y
añadió otro comentario–. Ya me iré a preparar la cena, échale un ojo a Alejandro por mi.
Luego de eso, ella se fue para la cocina, mientras que Elias se fue junto con Alejandro al área de
juguetes para abrir todos los que estaban nuevos; mientras tanto, los ojos de Elías brillaron con una
expresión cariñosa al ver como Alejandro abría con felicidad sus nuevas posesiones. En ese momento,
Elías de verdad se sentía como si él fuera el padre de Alejandro.