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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 292
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Capítulo 292

Elias acarició su largo cabello y tranquilizó su corazón que acababa de recuperarse de la pesadilla

-No tengas miedo, aqui estoy. -El miedo de Anastasia poco a poco fue bajando en ese momento y no

fue hasta que regresó a la realidad que se percató de lo fuerte que lo estaba sosteniendo; su rostro

pálido brillo al instante como una rosa roja y pronto dejó ir de él.

-Lo siento… -murmuró con vergüenza.

– Vaya que no tienes consciencia! iMe alejas de ti después de que te complaciste lo suficiente! – se

quejó. Mientas que se encontraba a la orilla de la cama, dirigió su mirada hacia la gran cama en la que

se encontraba y preguntó: Debo decir que fue bastante incomodo dormir en el sofá, ¿te molesta si te

hago compañía en la cama?

Su rostro se volvió rosado una vez más ante esas palabras. Se imaginó que el sofá en verdad no

parecia que le permitiera caber dentro, por lo que tuvo que moverse hacia un lado hasta el punto de

que por poco se caía de la cama, dejando una gran parte de esta para él.

-iPor favor, adelante! -El levantó la cobija de la cama y jaló de regreso a la mujer que colgaba de la

orilla con sus largos brazos de un modo tiránico.

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–¿Por qué huyes? ¿Qué piensas que te voy a hacer cuando te encuentras en este estado? – Ella

ahora estaba colocada contra su pecho con un solo tirón. Ya era la hora más oscura de la noche para

entonces y ella no hizo ningún ruido para romper el silencio que les rodeaba. Fue así como ellos

durmieron en la misma cama.

Anastasia acababa de tener una buena siesta y eso le complicó en volverse a quedar dormida.

Levantó su cabeza y pudo ver que, desde el ángulo que veía hacia arriba, tenía la vista perfecta del

contorno de la mandíbula del hombre, a la vez que de su clavícula… No cabía duda de que era

imposible quedarse entre los brazos de ese hombre sin poder pensar en eso y aquello.

-Duerme. -Una gran palma la sostuvo de la parte trasera de su cabeza y la colocó sobre el pecho del

hombre tan pronto como se apagaron las luces y su visión se oscureció.

-¿T-tú me hiciste RCP en frente de todos esos invitados? –Ella había considerado al respecto después

del incidente y eso parecía una suposición considerable.

-Ajá. Te molesta eso? -Su fuerte voz vino por encima de la cabeza de Anastasia y su rostro se

enrojeció ante una respuesta tan despreocupada.

-No en realidad-le respondió- Lo hiciste para salvarme la vida… Sin embargo, aún estaba un poco

apenada por pensar como él lo había hecho en frente de tantas personas.

-No parece que puedas volver a dormir-la cuestionó de repente una vez más con su voz que sonaba

un tanto tentadora y peligrosa, pero su tono no pasó de desapercibido, pues ella pronto cerró sus ojos

y dijo:

-iYo puedo dormir! Ya estoy dormida.

Él quería compartir sus sentimientos en ese instante, por lo que, sin razón aparente, le lanzó una

pregunta.

-Anastasia, ¿tienes idea de lo nervioso y aterrado que estaba cuando te hice RCP? – El corazón de la

mujer se estrujó al escuchar sus palabras, pues sabia que, si se imaginaba que el estuviera tirado en

su lugar, ise hubiera sentido de la misma manera que él!

-Lo sé – le respondió consciente de ello, pero acababa de terminar de hablar cuando la mano que

estaba detrás de su cabeza la jaló más cerca de repente. Dentro de la habitación oscura, sus labios

quedaron sellados por el hombre en el momento siguiente, era un castigo que ya se estaba

demorando debido a que ella le había causado un caos tan grande cuando ocurrió ese incidente

Mmm… – Parecía que su sensibilidad había crecido cuando no podía ver dentro de la oscuridad. Al

final, eso fue todo lo que hizo el hombre y solo la castigó con un beso; sus cuerpos, por el otro lado,

estaban aferrados el uno al otro y podían sentir cada centímetro del calor que salía del cuerpo del otro.

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Ella estaba tan alterada que se apresuró en fingir que dormía, pues temía que le fuera a ayudar si es

que se permanecía despierta. Cierto tiempo después, se quedó dormida sin darse cuenta entre sus

brazos.

El lado de la cama en donde solía estar Elías ya se encontraba desocupado cuando Anastasia abrió

los ojos a la mañana siguiente. Ella lo tocó un poco y comenzó a sonrojarse tan pronto como sintió el

ligero calor que aún perduraba en ese lugar; después de todo, durmieron juntos esa noche.

Pronto llegó un encargado en silencio que le traía ropa nueva y se fue tan pronto como colocó las

prendas. Anastasia también se levantó en ese momento para darse una ducha para luego ponerse un

largo e impecable vestido. Abrió la puerta y salió para encontrar su celular, el cual estaba en la sala de

estar junto a su bolsa y no tardó mucho para que los ubicara. Tomó la oportunidad para usar su celular

y tan pronto como la pantalla se iluminó, vio que había recibido unas cuantas llamadas perdidas de

Franco y un mensaje de texto de Érica; presionó sobre el mensaje con la frente apretada. Se trataba

de un video que mostraba cómo Elías bajaba cargando a Helen antes de que fuera a saltar por la

ventana, al igual que como él la colocaba sobre la cama. Anastasia sabia que lo único que él estaba

haciendo era cuidar de Helen, pero eso no evitó que le doliera ver esa interacción que tuvieron.

Sacó su bolsa y Franco no pudo respirar con alivio hasta que ella le dio una llamada para decirle a su

padre que estaba bien.

-No te preocupes, papá. Me encuentro bien. -Luego él le hizo una pregunta inesperada de golpe:

-Érica me contó que tú empujaste a Helen, ien verdad hiciste eso?