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Capítulo 77
–Se trata de trabajo –comentó Elías para colgar antes de que Anastasia pudiese reaccionar.
Por su parte, ella no tuvo otra opción más que dirigirse
a la oficina del presidente, donde tocó la puerta antes ingresó. El se encontraba dentro, vistiendo una ca
misa blanca, además de tener una mirada atractiva, la cual parecía indicar que quería seducirla. Ella se
acercó y preguntó:
–¿De qué quería hablar, presidente Palomares?
–
¿Estás segura en tu diseño? ¿Crees que ganarás la competencia de joyería y el premio en esta ocasión
? —preguntó Elías mientras la miraba con calma.
– Claro, estoy segura –contestó Anastasia, curvando sus labios en una sonrisa.
– Subí el premio de 100,000 a 1,000,000. Si llegas a ganar, todo ese dinero será tuyo –
comentó Elías. Sus ojos brillaban mientras se
recostaba sobre su silla, todo un mujeriego experimentado.
«Podría ser toda una celebridad en la industria del entretenimiento con esa apariencia».
Anastasia se tomó un momento para pensar en las carreras alternativas que tendría Elías si no fuera un
Follow on NovᴇlEnglish.nᴇthombre de negocios. Por otro lado, ella estaba segura en que podía ganar ese premio de un millón; ade
más, ya estaba planeando ahorrar el monto para su hijo, con la finalidad de que no tuviese que preocup
arse por su futuro más adelante.
–Ya era hora. Necesito prepararme –comentó Anastasia, indicando que ya tenia que retirarse.
–Yo también ya casi termino. Déjame llevarte para recoger a Alejandro.
–No es necesario, pero gracias por la oferta –rechazó Anastasia con amabilidad.
– Le prometí a mi abuela que cuidaría de ti y de tu hijo.
Elías entrecerró sus ojos y se quedó mirando hacia ella. Por
su parte, pese a que ella no tenía problemas en congeniar con Eva, no se sentía de la misma forma con
Elías, por lo que decidió rechazarlo de nuevo.
–No necesitamos que nos cuide.
Diez minutos después, Anastasia salió del edificio para esperar en la calle por un taxi. Poco después, un
carro oscuro se detuvo frente a ella. La ventana de este bajó para dejar ver a Elias, quien dijo:
– Súbete.
Anastasia le respondió con cara de poco amigos. Se le hacía molesto que no dejara de seguirla, a pesar
de sus múltiples rechazos hacia él. En ese
momento, un taxi se detuvo detrás del carro de Elias, por lo que Anastasia aprovechó para abordarlo co
n rapidez. En cuanto el taxi comenzó a moverse, Elias lo siguió de cerca en su propio
carro. Anastasia se giró a ver cómo el otro los seguía, a lo que maldijo y se preguntó cuáles eran las inte
nciones de ese hombre.
–¿Qué está tratando de hacer?» se preguntó, frustrada.
Elías llegó a la escuela de Alejandro cuando Anastasia estaba ingresando a esta. Salió unos pocos minu
tos después con el pequeño siguiéndola. Cuando él vio la silueta del familiar hombre atractivo apoyándo
se en el carro mientras los miraba, soltó la mano de su mamá y se acercó feliz para saludarle.
–Señor Palomares.
Elias se encontentó y se hinco para abrazar al niño. Lo cargó y dejó que se sentara en su musculoso br
azo, haciendo que ambos estallaran de jubilo. Al mismo tiempo, un padre y su hijo
se acercaron a ellos. Este último preguntó:
–– Alejandro, cél es tu padre?
Alejandro intercaló su mirada entre su compañero y el señor que lo sostenía. Estaba listo para responde
r negando con su cabeza, pero Elías se le adelantó y, con una sonrisa, contestó:
Follow on Novᴇl-Onlinᴇ.cᴏm–Sí, soy su padre.
Alejandro quedó boquiabierto cuando lo escuchó, mientras que Anastasia, quien se estaba acercando, fu
sí misma sobre el motivo oculto que pudiese tener el hombre para hacerse pasar por el padre de su hijo
otro par se alejaron, Alejandro se enfocó en Elías.
–Señor Palomares, ¿pudiera ser mi papá por un tiempo?
–¿De verdad quieres que sea tu padre?
–Claro!
– De ninguna forma! —interrumpió Anastasia mientras comenzaba a
regañar a Elías por actuar tan infantil frente a su hijo.
––
Mamá, mi profesor dijo que habría un programa de padres e hijos este mes y todos tienen que llevar a s
––¿No hay un programa para que las mamás atiendan con sus hijos?
Hay uno, pero es solo para que las niñas atiendan con sus mamás. A los niños nos dijeron que ten explicó Alejandro.
Anastasia quedó sorprendida al escuchar a su hijo, puesto que no se esperó
que la escuela de Alejandro no considerara a los niños que no tienen
papá, aunque no los podía culpar por eso. Por su parte, Elias aprovechó para contestar con firmeza
–Muy bien, iré a este programa de padres e hijos contigo